Este 6 de junio se recupera una de las tantas experiencias de docentes innovadores que existen en Bolivia y con ganas de enseñar pese a las adversidades. Presentamos la historia de un docente que trabajó toda su vida en la enseñanza; se dedicó a enseñar en el idioma de sus estudiantes.
Una pequeña reseña histórica
El día del maestro que se celebra desde el 6 de junio del año 1924, cuando el presidente Bautista Saavedra emitió un Decreto Supremo para festejar la creación de la primera escuela de educación fundada en Sucre en 1909. La escuela en Sucre fue un homenaje a los 100 años de la gesta libertaria de 1809 y a Modesto Omiste Tinajeros, considerado “Padre de la educación boliviana”. Un esclarecido hombre que dedicó su vida a la educación popular. Su personalidad y su talento lo llevaron a crear y orientar las escuelas municipales. Fundó la primera Escuela Normal de Maestros de Sucre.
Como presidente del municipio de Potosí, Omiste creó las escuelas: 1 de abril para los niños y Juana Azurduy de Padilla para las niñas en el año 1883. Gracias a la implementación de las Asambleas de Maestro de la que fue gestor, pudo impartir sus modernos métodos pedagógicos a través de conferencias, convirtiendo a las escuelas municipales en las abanderadas del país.
Una experiencia
La historia del docente Félix Layme es muy parecida a la de tantos otros maestros bolivianos. Había estudiado durante cuatro años en la Normal de Warisata y se sentía nervioso ese día, al dar su primera clase en una escuela rural; sin embargo, al mismo tiempo estaba confiado pues se esmeró en preparar su clase con todo lo que había aprendido.
Bolivia vivía los impetuosos cambios de finales de 1960 y comienzos de 1970 cuando el docente entró al curso asignado, observó a sus 36 estudiantes y empezó su clase.
Durante el proceso se dio cuenta que sólo dos de sus estudiantes se mostraban alegres y participativos; esto no fue una muy buena señal. Llegó a su casa y empezó a realizar una autoevaluación para determinar dónde había fallado y se dio cuenta que la mayor parte de los niños y niñas hablaban en aymara. Entonces preparó su próxima clase, pero esta vez decidió hacerla en el idioma nativo.
El éxito fue inmediato, 34 estudiantes más se mostraron participativos y alegres; la experiencia y la iniciativa del docente Félix Layme Pairumani fue satisfactoria. Pero esta iniciativa enfrentó una serie de obstáculos, incluso los de sus propios colegas. Hoy es considerado un pionero en desarrollar la enseñanza en idioma nativo y recibió no sólo el reconocimiento nacional sino también internacional.
Cuando sólo los cristianos y evangélicos escribían en aymara, él se animó a publicar su primer texto en mimeógrafo. En la actualidad tiene varios libros y ejerce la docencia en la Universidad Católica Boliviana.
Nos contó que eligió esta profesión debido a que su docente era una persona muy mala, “no nos trataba con cariño, se trataba de una persona dictatorial que actuaba con palo”, recuerda nostálgico a tiempo de asegurar que fue en ese momento que decidió ser maestro.
Así como Félix Layme, existen cientos de docentes en el país que enfrentan la enseñanza frente a una variedad de desafíos para educar y forjar a los futuros profesionales.
Después de tantos años de enseñar, Félix Layme, formula algunas recomendaciones y observaciones en este 6 de junio. Considera que el castellano debe ser la segunda lengua y enseñar en forma multilingüe. Asegura que los docentes deben cambiar; actualizarse permanentemente y aprovechar la información que llega en segundos con la revolución informática. También considera que los docentes están mal pagados; al momento no sabe si el denominado bono pro libro sirve para su propósito. Precisa que los docentes tienen una gran responsabilidad, “porque su profesión es igual a la del médico porque son dueños de la vida, es dueño del saber”.
Algunas opiniones
Junto al estudiante de la Normal Simón Bolívar, Rodny Enríquez Calderón, nuestro entrevistado considera que se trata de una labor sacrificada porque no simplemente son 4 horas de trabajo. Se trata de una labor que va más allá del aula pues el docente lleva a su casa la revisión de exámenes, prepara clases y otras tareas que obligan a “sacrificar muchas obligaciones y acomodar su tiempo para el bien de sus alumnos”.
Rodny estudia para ser docente de química y señala que se genera un cambio en la educación. Ahora el docente debe ser un guía. En lugar de ser autoritario que da órdenes, que pega; el docente debe ser un amigo, detectar las potencialidades del estudiante y conducirlo, asegura el futuro “profe”.
Dice que el docente debe sentirse feliz porque son formadores y forjadores del destino de un país. “Los profesores deben sentirse orgullosos porque es la profesión más digna. Además, considero que tiene en sus manos una responsabilidad muy grande y al mismo tiempo es una labor gratificante”, concluye Rodny.
Josué Licona, es estudiante de Primero Medio de la Unidad Educativa Simón Bolívar. Hace un alto en la reunión con sus amigos para destacar la labor del docente y pedirles que cambien su carácter; cree que algunos tienen problemas personales que los descargan con sus estudiantes. “Hay toda clase de profes, pero sobre todo es necesario comprenderlos porque nos educan, nos enseñan, aunque a veces son estrictos.
Su trabajo es bueno, son puntuales, formales y responsables”, concluye Josué. Pero también existen las críticas. En este camino encontramos al padre de familia Miguel Montecinos de la misma Unidad Educativa.
Asegura que existen docentes que cumplen con sus tareas, pero otros ven más su situación económica que la educación de sus hijos. “Antes era muy diferente pues se preocupaban más sobre el aprendizaje de los niños, era una especie de un segundo padre. Creo que deben poner más interés”, nos dijo Miguel a tiempo de desearles a los docentes que tengan un ¡feliz Día del Maestro!
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